Conociendo a Satanás

27.04.2011 13:10

Cuando éramos niños nuestros padres nos decían que si no les obedecíamos nos saldría el diablo.  Crecimos con una idea equivocada, siempre temerosos y angustiados por su posible aparición.  Se convirtió en un personaje de terror, que nos castigaría con grandes horrores sino éramos excelentes hijos.  Conforme crecimos fue desapareciendo esta idea y convirtiéndose en alguien que sabemos que existe pero que sería ajeno por completo a nosotros.  Un personaje que pasaría desapercibido y al que no le tomaríamos ni la más mínima importancia.

La Biblia nos enseña quien es Satanás y que fue lo que le sucedió.

Dios le dio a Lucero un lugar especial en Su Reino; lo dotó de perfección, sabiduría y hermosura para servirle y adorarle a Él.  Entre toda la creación de los ángeles Lucero sería el querubín grande y protector.

11Vino a mi palabra de Jehová, diciendo: 12Hijo de hombre, levanta endechas sobre el rey de Tiro (Se refiere a Satanás), y dile: Así ha dicho Jehová el Señor: Tú eras el sello de la perfección, lleno de sabiduría, y acabado de hermosura.  13En Edén, en el huerto de Dios estuviste; de toda piedra preciosa era tu vestidura; de cornerina, topacio, jaspe, crisólito, berilo y ónice; de zafiro, carbunclo, esmeralda y oro; los primores de tus tamboriles y flautas estuvieron preparados para ti en el día de tu creación.  14Tú, querubín grande, protector, yo te puse en el santo monte de Dios, allí estuviste; en medio de las piedras de fuego te paseabas. 15Perfecto eras en todos tus caminos desde el día que fuiste creado...” (Ezequiel 28:11-15a.)

La posición que Lucero ocupaba en el Reino de Dios era de privilegio; es decir, la mano derecha del Padre.  Traslademos este panorama a nuestra realidad: Lucero, era el gerente general por decisión y aprobación del dueño absoluto de una gran empresa.  La autoridad que le dieron alcanzaba y sobraba para tomar cualquier tipo de decisión.  Tenía todo bajo control y rendía un informe detallado al dueño absoluto.  Pero en su corazón no había satisfacción plena por la labor que desempeñaba en su posición de autoridad y quería más.  Comenzó en él un proceso de análisis de su situación y su conclusión fue que debería estar en la posición del dueño absoluto.

Posiblemente pensó: “Si yo soy quien tiene a cargo toda la responsabilidad de que esta empresa funcione correctamente, en todas sus áreas, significa que también podré ser el dueño absoluto y desde esa posición gobernaré absolutamente”.  Su corazón se había llenado de soberbia, celos, egoísmo y maldad.  Quería ser igual al dueño absoluto con todo el poder de su lado.   Pero no tomó en cuenta un detalle sumamente importante el cual sería que nunca podría ser tanto o más poderoso que el dueño absoluto de la empresa, y mucho menos que lo podría llegar a desplazar.

Satanás se llenó de ambición y tomó decisiones que lo llevaron a la ruina y a la separación eterna de su relación con el Padre Celestial (Ezequiel 28:17a).

Su estrategia consistía en ganar adeptos que lo apoyaran en su macabro plan, pero infructuoso por sí mismo.  Una tercera parte de todos los ángeles votaron a su favor, las otras dos terceras partes analizaron mejor la oferta y decidieron que sería mejor alejarse para no caer en su trampa; fueron obedientes a Dios y ejerciendo su libre albedrío no lo apoyaron.

El origen del mal no sucedió en la tierra, se originó en el reino angélico antes de la creación de la humanidad:

“A causa de la multitud de tus contrataciones fuiste lleno de iniquidad, y pecaste... (Ezequiel 28:16a).

13Tú que decías en tu corazón: Subiré al cielo; en lo alto, junto a las estrellas de Dios, levantaré mi trono, y en el monte del testimonio me sentaré, a los lados del norte; 14sobre las alturas de las nubes subiré, y seré semejante al Altísimo” (Isaías 14:13-14).

Comenzó a anhelar la misma adoración que recibía el Padre para él también.  Pero Dios, en toda su majestad y poder, lo arrojó de su presencia (Ezequiel 28:17b-19).  Por esta razón cuando tentó a Jesús en el desierto le mostró todos los reinos de la tierra y le ofreció toda la potestad y la gloria de ellos si se postraba ante él y le adoraba (Lucas 4:5-7).  Pero la respuesta de Jesús ante esta tentación fue directa y con autoridad: “Respondiendo Jesús, le dijo: Vete de mí, Satanás, porque escrito está: Al Señor tu Dios adorarás, y a él solo servirás. (Lucas 4:8).

Desde que Lucero fue desalojado de su posición en el Reino de los Cielos y arrojado a la tierra, se ha levantado con odio y sed de destruir a la creación de Dios.  El hombre, hecho a imagen y semejanza del Altísimo, ha sido su blanco.  Su objetivo es sembrar el pecado en el corazón de la humanidad con dardos de maldad que atacan la mente y llegan al corazón, provocando un rompimiento en la relación del hombre con Dios, tal y como le sucedió a él.

Toda esta maldad formaría un ciclo de pecado y maldiciones que mantendría atadas espiritualmente a las familias, traspasándose de generación en generación.

¿Cómo fue que Lucero, siendo creado perfecto, sabio y hermoso, se convirtió en un ser malvado en contra de su mismo creador?  La Biblia dice que Lucero era perfecto en todos sus caminos desde el día que fue creado, hasta que se halló maldad en él. (Ezequiel 28:15b)

Los ángeles fueron creados por Dios con mente, emociones y voluntad propia; esto significa que tienen la capacidad de tomar decisiones por sí mismos (libre albedrío), pero siempre estarán sujetos a la Voluntad Suprema de Dios, porque nuestro Padre Celestial es Soberano sobre toda la creación (Hechos 4:24).  En Ezequiel 28:17a se nos describe el momento en que se reveló contra Dios: “Se enalteció tu corazón a causa de tu hermosura, corrompiste tu sabiduría a causa de tu esplendor...”  Este versículo se refiere Lucero, siendo él mismo quien decidió revelarse contra Dios.

Entonces,  ¿De dónde vino esa maldad? ¿Quién lo tentó?  Ezequiel 28:16a nos dice que a causa de la multitud de sus contrataciones (tareas, asignaciones, encargos, deberes) Lucero se llenó de iniquidad y pecó.  La iniquidad se produce cuando de mi propia concupiscencia, de mi propio deseo, cometo un pecado estando consciente del mal que estoy provocando hacia mi persona o hacia alguien; es decir, que Lucero pecó deliberadamente contra Dios aplicando su libre albedrío y razonamiento: “Entonces la concupiscencia, después que ha concebido, da a luz el pecado; y el pecado, siendo consumado, da a luz la muerte.” (Santiago 1:15)

En el salmo 6:8a dice el Señor: “Apartaos de mi, todos los hacedores de iniquidad...” y el salmo 58:2a nos enseña que en el corazón es donde se maquinan las iniquidades; es decir, a partir de uno mismo.  De acuerdo a lo anterior deducimos que Lucero (Satanás) sabía muy bien lo que estaba haciendo y contra quien lo estaba haciendo, con conocimiento de causa.

Jesús declara que Satanás era homicida desde el principio, que siempre ha sido un mentiroso:

“... El (el diablo) ha sido homicida desde el principio, y no ha permanecido en la verdad, porque no hay verdad en él...” (Juan 8:44b). 

 

Más allá de lo anterior la Biblia es clara:

“Las cosas secretas pertenecen a Jehová nuestro Dios...” (Deuteronomio 29:29a)

“Tal conocimiento es demasiado maravilloso para mí; alto es, no lo puedo comprender”. (Salmo 139:6)

33¡Oh profundidad de las riquezas de la sabiduría y de la ciencia de Dios! ¡Cuán insondables son sus juicios, e inescrutables sus caminos! 34Porque ¿quién entendió la mente del Señor? ¿O quién fue su consejero? 35¿O quién le dio a él primero, para que le fuese recompensado? 36Porque de él, y por él, y para él, son todas las cosas.  A él sea la gloria por los siglos. Amén. (Romanos 11:33-36)

 

Parte 1-3  Conociendo a Satanás

Parte 2-3  ¿Cómo actúa Satanás en nuestras vidas?

Parte 3-3  ¿Cómo tenemos que actuar los hijos de Dios contra Satanás?

 

Este ministerio HOREB LIBERACIÓN Y SANIDAD INTERIOR, otorga el permiso para que este material sea distribuido sabiamente. Solo les agradecemos nombrar la fuente de donde ha sido tomado.  Que el Señor les bendiga.